El magnesio es uno de los nutrientes esenciales más importantes para mantener una buena salud. Es el mineral que baña y estabiliza las células, calmando nuestro cuerpo a nivel metabólico. Por decirlo rápidamente, es un gran relajador de la naturaleza.
La investigación sobre los beneficios del magnesio se retrotrae a los años 30 del siglo XX. A comienzos de siglo, la mayoría de la población occidental recibía unos 1.200 mg de magnesio al día de su dieta y estilo de vida. Hoy en día sin embargo la DDR (dosis diaria recomendada) es de sólo 400 mg, aunque la mayoría de personas ni siquiera recibimos ese nivel. Los métodos de cultivo modernos y el procesamiento de los alimentos son en gran parte los culpables de nuestra deficiencia de este mineral.
Una carencia de magnesio puede ser un factor principal en el desarrollo de enfermedades, por desgracia muy comunes en nuestros días, como son: las enfermedades cardíacas, la diabetes, el síndrome de fatiga crónica, el asma, los calambres musculares, la migraña y la osteoporosis. ¿Cómo puede un mineral tan común ser tan importante y, al mismo tiempo, tan poco tenido en cuenta? Vayamos por partes.
Relación con el calcio
Magnesio y calcio compiten y cooperan, afluyendo el primero al interior de la célula mientras el segundo efluye de ella. Este equilibrio entre ambas es vital. Permite a la célula excretar aquello que no necesita y absorber los nutrientes necesarios. A lo largo de la historia del ser humano, la relación de calcio-magnesio siempre se ha mantenido 1:1 en nuestro cuerpo. Sin embargo, en los últimos años el cambio exponencial de nuestra huella en el planeta, de nuestro modo de vida y de nuestra alimentación han situado esa relación en torno a 4:1 a favor del calcio.
Este desequilibrio provoca que el calcio no se sitúe dónde debe, ya que, para fijarse correctamente, necesita magnesio. El calcio eleva la tensión de la sangre y contrae nuestros músculos cuando es necesario, por ejemplo durante el ejercicio físico. Aunque la contracción no es mala por sí misma, una excesiva disponibilidad de calcio puede conducirnos a un estado de contracción sostenida y rigidez. Además, el exceso de calcio se deposita en diversas partes del cuerpo dando lugar a calcificaciones, piedras en el riñón, osteoporosis etc.
El magnesio permite a nuestros músculos relajarse. Si nuestro cuerpo tiene un déficit de calcio, podemos extraerlo de las grandes reservas contenidas en nuestros huesos. Por el contrario, cuando nuestros huesos se vuelven deficientes en magnesio, debemos extraerlo del ya bajo suministro de los músculos. Conforme nuestro músculo pierde magnesio, el calcio se recarga en su lugar. En consecuencia, nuestros músculos se vuelven tensos y agarrotados. Esto puede dar como resultado la exacerbación de los síntomas de fatiga crónica.
El magnesio interviene en casi 400 procesos en el organismo. Como era muy abundante durante la evolución del ser humano, el cuerpo aprendió a usarlo para casi todo. Esa amplia disponibilidad en el pasado también hizo que por desgracia sea excretado con suma facilidad, por ejemplo ante cualquier estrés físico o mental. No es que el magnesio sea mágico, sino más bien que su déficit es muy problemático y una de las principales causas de las enfermedades más comunes de hoy en día. En el próximo artículo hablaremos de estas enfermedades.
Magnesio, Estudios utilizados.
SPM: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC3208934/
Asma: https://www.naturalmedicinejournal.com/journal/2010-05/effect-oral-magnesium-supplementation-asthma
Arritmias: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/11105328
Ateroesclerosis: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12537993
Enfermedades cardiovasculares: https://openheart.bmj.com/content/5/2/e000775
Inflamación: https://www.nature.com/articles/ejcn20147
Migrañas: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK507271/#ch8.Conclusion
Antón y Anxo Ruanova
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